sábado, octubre 03, 2015

En los inicios de primavera

Hace varios meses vengo escribiendo sólo para mi (y para ti). Quizás en algún momento me anime a compartir lo que escribo, pero por ahora se quedan esas palabras en un rincón de mi laptop.
Hoy quiero escribir mucho, porque siempre tengo el temor de olvidar las cosas bonitas que pasan.  El Expovinowong me dejó más que una resaca, me dejó mucho adentro que debo sacar:
Disfrute tanto el ver a la gente moviéndose, libre de poses, bailando al ritmo de la voz de Adriana y Gold. Riendo, haciendo amigos momentáneos. Así es el alcohol antes de llegar al límite del exceso.
Que te digan cien veces que eres lo máximo por como piensas, por como eres. Que en cinco minutos un grupo de chicos gay te digan que han decidido salir del closet para ser felices y libres. Felicidad para mi.
Chupar con las mujeres que adoro, no se puede pedir más, y gratis, existe algo mejor que eso? Lindo verlas felices haciendo una tregua con el día a día.
Ver al pata que te gustaba en 1995 y ver que esta feaso, es soberbioooo. Ese Bruno.
Encontrarte con una amiga de la universidad y ver que tiene el pelo corto por la quimio pero que aún sigue siendo una regiasa, me hace sentir que soy una cojuda si no vivo todo con la intensidad que se merece.
Recibir el mensaje de una gran amiga que hasta hace unos meses estuvo a punto de dejarnos, escucharla hablar, qué más puedo pedir? Me dice Mariana que ya está carajeando como antes. Grande Ruth, eres una luchadora.
Ver a mi Sorella radiante y libre en este espacio tan sintonizado con nosotras. Lista para una nueva etapa.
Saber que me voy al tributo de Radiohead con el más fan de los fan. Oh si.
Y mañana a cocinar para mis Puchis. Y el Puchicitito que está por llegar.
Sólo me queda dar gracias. Palabra cortita pero que no se me gasta para agradecer lo que tengo. Gracias hasta arribísima, universalmente.

jueves, marzo 07, 2013

Oda al Síndrome de Fiestita Infantil



¿Por qué a la gente le gustan los payasos?
Todas las semanas, desde hace muchos años, recibo un correo tuyo en mi bandeja de entrada. Ya es una suerte de costumbre, una ley amical que no se ha roto. Una ley que finalmente, agradezco. No es que todo sea paz y amor entre tú y yo. Ni tampoco que hablemos de las cosas más interesantes del mundo. No es que siempre me encuentres de buen humor –aunque he mejorado, no?-. Yo creo que la constancia de nuestra amistad, através de todos estos años te la debo a ti. A tu terquedad, a los sueños compartidos, a nuestros conteos 24-27-30..., a tu aguante y obvio, a tu ánimo romántico casi hollywoodense que suelo criticar –y varias veces aplaudirlo en secreto, porque me recuerda a mí-.
Ahí están, mariposas en el estómago.
Hace unos días recibí un email tuyo. No era de los felices, era de aquellos otros. Y entre muchas cosas me decías, con fuerza: “Deseo volver a sentir mariposas otra vez”. Cuando lo leí, mi cabeza y mi corazón tuvieron que empezar a sincronizarse. Quería darte la mejor respuesta a tus deseos, a tus pedidos, a todo lo que me decías. No sé si para bien o para mal, pero atiné a escribirte: “Ten calma, esas cosas llegan”.

Quiero agregar solo dos puntos a esa respuesta. El primero, dedicarte mi teoría sobre "las mariposas" que escribí a fines del año pasado:



La Sensación de Mariposas (llamada también Síndrome de Fiestita Infantil*, Cosquilleo Rostemberg y conocida antiguamente como Troquelado Imperante Linfático) es un síndrome  lleno de sentimientos encontrados que combinan la felicidad, el estrés, etc. Los efectos constituyen  sudoración a veces notoria, localizada en las axilas (no existe chuño, limón ni bicarbonato que lo controle), espalda, manos y alrededor de la nariz (en todo el cuerpo, dependiendo del grado). Es acompañado también de dolor de estómago a manera de gases y con ganas falsas de ir al baño. El síndrome ha sido detectado en niños tímidos, con escasas relaciones interpersonales y educados en colegios parroquianos (no mixtos).

* Término acuñado por RBP y SBP.

Mi LP de Yolita.
Luego pensé en posibles escenarios, se me ocurrieron las siguientes:
·         Fiestas infantiles: Básicamente celebradas en El Rancho y animadas por: el Loro Lorenzo acompañado de su fiel y blonda partner Mirtha Patiño, Yola Polastri o el recordado payaso Zapatón (llegaba tocando su trompeta, dicen que la misma Susy la usa ahora).
·         El momento de la piñata: Tenía miedo a esa canción que acompañaba el ritual. Una que dice  Rom que Rom que rompe la piñata, para mí era el preludio de algo terrible.
·         Saludo a desconocidos: Odiaba saludar a todos los tíos, tías, abuelos, bisabuelos, tíos abuelos y familiares desconocidos en las reuniones. Todos te decían: No has crecido mucho, Qué gordita que estás hijita, eres igualita a tu papá. Ahora me dicen casi lo mismo y agregan las dos clásicas preguntas: ¿Ya te casaste mamita? ¿Cuántos hijos tienes?



Un clásico las fiestas en el Rancho.
·         Otros momentos: entrevistas de trabajo, sustentaciones de tesis, desnudarte, el primer beso, bailar un “lento” a los quince, una mirada fortuita, entre otros.

Ya para terminar vuelvo a repetirte: “todo llega en el tiempo indicado”. Te lo digo de sobra, conocemos bien el camino para hacerlo. Ya lo hemos hecho algunas otra veces. Espero los demás entiendan la sencillez de mis palabras y que lo dicho fue con el máximo amor del mundo. Y cuando las escribí te visualicé inmensamente feliz, dando brincos –no posibles en un mundo real, pero si en mi concepción particular de vida- y con rayos luminosos emanando de ti. En mis deseos, eras un mix entre He-Man, Gigi y la Mujer Maravilla. Así será. Ya vas a ver.
 


Y obvio, Lady Oscar.

 

viernes, marzo 01, 2013

El placer de viajar… en COMBI



He descubierto un nuevo espacio sólo para mí
Una porción de universo íntimo
Similar a un spa Zen de bajo costo.
No está en Chacarilla
Ni en Los Cedros de Villa
Y tampoco en Cieneguilla.
Quizás sea algo mínimo
Pero no se necesita más
Te lo digo, y soy veraz.


La gente del Banco de Comercio.
Nunca se hablan entre ellos.
Debo hacer una confesión. Desde hace unos días chapo mi combi. Ya estaba harta de pagar más de mil Lucas mensuales para tanquear mi Tico. Y bueno, por obvias razones me negaba a utilizar el transporte público que nuestro país ofrece. Primero porque no me gusta caminar y tampoco sudar. Menos me gusta escuchar al cobrador gritando “Santa Patricia Farmacia Musa Musa Musaaaaa”, mientras al mismo tiempo –con habilidad única de coordinación verbal- le menta la madre a otro cobrador. Y además, por si fuera poco, escupe. Tampoco tenía ganas de pegarla de temeraria mientras el chofer maneja como en los mismos infiernos. Y la música: dicen que ya no escuchan como en mi época a Ada Chura y la Nueva Pasión, a la Koller o Colegiala de mi vida. Nada. Ahora es algo que se llama “Cumbia Tribal”. Y obvio, a mis 35, quiero que me cedan el asiento preferencial, ya no quiero que me estrujen, ni que me roben y menos aún que me punteen.

El centro comercial.

Bueno, eso pensaba sin siquiera haberme subido a una. Pensaba, ojo. Tiempo pasado. Ahora, cada mañana, me pongo mis zapatillas -mismo New York, voy con mis zapatos en la cartera- y prendo mi MP3 marca MIRAY. Inicio mi recorrido saludando al guachimán del casino de la esquina. A esa hora me cruzo con una chica que canta y hace el ademán de tocar batería. Es graciosa. Me cae bien. Bordeo el centro comercial y el sol va apareciendo a través de los edificios que aún no están terminados. Mismo Miami Beach, Cuzco, Mancora. Una maravilla. Me encuentro en el camino a los Vallet Parking, los cambistas –el Tío Elvis, la Norteña y otros que no tienen apodo-. Luego está la gente del Banco de Comercio, siempre llegan temprano pero nunca se hablan entre ellos. No entiendo porque.

Antes de subir a mi combi me topo con el tío que “datea” en el cruce de Aviación y Javier Prado. Toda una institución. Aunque no se su nombre. Es un hombre cercano a sus setenta, ojiverde, con boina y camisa de animal print. Parece que lo respetan. Recibe 10 céntimos del cobrador por cada pasajero que logra hacer subir a cualquier transporte. Ese es su negocio. 


El señor ojiverde del cruce de Aviación
con Javier Prado. Una institución
entre los dateros.
En mi MP3 tengo todo tipo de música. Así que voy observando a la gente pasar y voy colocando una suerte de banda sonora para cada grupo. Solita me río, porque lo disfruto a más no poder. Y claro, luego paso a alucinarme que soy la cantante y que estoy como en el video de The Verve caminando, que acompaño a Catherine Zeta Jones en una nueva versión de Chicago, que canto Under Pressure con David y Freddie (y que ambos se disputan mi amor), o cuando Lady Gaga me dice “Hey, come on! Sing with me” y decimos juntas I’m on The Edge of Glory. Lo máximo.  Llego al éxtasis cuando Sabina en pleno concierto me dedica una que otra canción en público. Sueño y sueño. Y nunca me canso. Al otro día mejoro las ensoñaciones y así el mundo sigue dando vueltas. Y vuelvo a soñar.
Los voy dejando. Antes de hacerlo debo decir que los limeños lucen tristes. Apurados. Angustiados. Felizmente, en mi mundo –acaso egoísta-, no tengo idea si los cobradores gritan, nunca los escucho. Tampoco advierto en las bocinas. Solo veo los gestos. Para mí es suficiente para arribar a mi destino. No sé si cuando bajo y digo “gracias”, ellos la devuelven. Pero veo que les causa sorpresa y me agrada. Me hace sentir bien.
Me recuerda a Pittsburgh otoñal.
Mi paradero final es en La Molina. Tiene árboles y el sol se cuela entre las ramas. Y ellas le permiten su paso, pareciera que con coquetería. Hay un surco de agua (creo que sale de una acequia, igual se ve bien), que luce como un riachuelo. Y toda la escena me recuerda a los bosques en Pittsburgh.
Este es mi viaje –en todos los sentidos- de S/.1 Nuevo Sol.
Revitalizante. Alucinado.

Solo mío.
 

domingo, mayo 06, 2012

¿Dulces Dieciséis?



Devota y absolutamente fanática tuya. Te adoro.

La ausencia prolongada de mi blog se debe a un par de motivos: primero, no sé cómo narrar este capítulo de mi vida. Siento que al abrir el Diario 1994 voy a tener en mi cuarto, caminando como en una Sala de Espera, a todos mis amigos, profesores (uno en especial), mi familia y las monjas, mirándome felices y otros empinchados reclamándome por haberlos sacado de ese mar de letras.

El otro motivo de mi ausencia es que me resisto a darle fin a este blog. Cuando lo inicié dije que los 18 años serían mi tope. Y en esta historia, ya estoy próxima a cumplirlos. 1994 es uno de los años más felices de mi vida. Sentía que podía ir por el mundo y hacer felices a todos. Sentía que brillaba como nunca antes, que había llegado a la cima de todo y podía cantar y bailar sin detenerme jamás. Claro está que mientras más arriba llegas, las caídas siempre son más fuertes. Y quienes estuvieron a mi lado esos meses, lo saben de lejos.

Octubre 1, 1993
Terremoto en India con 30 mil muertos. En unos días será el fin de la novela El Dueño del Mundo y empezará Calígula. Quiero verla. Se ven todos churrasos en sus motos. Te cuento que no voy a ir a ver Michael Jackson, me quiero morir. Dicen que quizás no venga. Ha salido en El Comercio como será el concierto. ¿Puedes creer que saldrá del piso? En el Estadio Nacional. Ojalá todo cambie y pueda ir. Ya son las 5:30 y ahorita estoy echada mas aburridaaaa que nunca y lloro. Si me preguntasen ¿Qué haces ahora? Yo diría:
Fragmento de mi diario.
Sueño despierta
Sueño dormida
Tengo sueños, pero

Son sueños sin vida.
Y tengo vida… Gracias a Dios
Y tengo padres y hermana y
Todo…
He sido reina,
Cantante y hasta oradora
Mi vida es fantasía
Pero es marrón.
Tengo problemas, un radio y nada más.
Vivo en mi mundo Bello y feo,
Blanco y negro.
Tengo 16 lindos, tristes y alegres años.
Lloro ahora y no se porque.
Es “típico” dicen.
Alegro la vida de medio mundo,
Y de esa que se llama Sandra
¿Quién le alegra la vida a ella?


Estando ya más tranquila, esta historia aburrida termina en el principio… volviendo a soñar despierta o quizás dormida, tengo sueños pero son sueños sin vida.

Noviembre 1, 1993
Mi hermana dice que me odia. Que nadie quiere ser mi amiga y que las personas me chotean por que soy aburrida. El corazón me duele a diario y lloro en el colegio.

Noviembre 24, 1993
Un año más a la memoria del gran Freddie Mercury. Te recordaré en cada canción, todo lo que yo cante lo cantaré para ti. Espérame allá arriba. Y como te quiero hasta el cielo, mi cariño y admiración llegarán rápido. Vi tu concierto en Wembley. Eres lo máximo y aunque no estés, lo sigues siendo. We are the champions.

Si hubiera una Máquina del Tiempo, iría a un concierto de Queen.

Cerraba mi año escribiendo:
En resumen ha sido un año favorable en los estudios, pero de lo peor en el aspecto sentimental. Si me preguntan si me divertí, sólo cuando estuve en la fiesta de quince años de mi amiga Raspita, bailando con el rubiesito amigo de mis primos. Espero que el año que viene sea mucho mejor, con mucha salud, mucho trabajo, que este muy bien en el colegio y en lo otro también. Que Dios nos bendiga.

TOMO V: 1994

Febrero 26, 1994

MJ iba a venir a Lima en 1993. Recuerdo que con una compañera
del cole, K.C., imaginábamos que estábamos en
pleno concierto.
Es increíble que en mi diario haya preferido registrar las broncas con mi mejor amiga, en lugar de documentar las hazañas y desamores de mi amigo imaginario Kevin Arnold en Los Años Maravillosos. La serie llegó a su fin a finales de febrero, e inmediatamente, justo en mi primer día de colegio, Mónica Santa María se suicidaba de un balazo en la boca. Se hizo el sándwich más grande del mundo en la Vía Expresa. Peleaba con mi hermana como para querer matarla. Pero el día en que se chancó el dedo y se desmayó, sentí que me moría. Quería irme de la casa. Me enamoraba nuevamente. Me escogieron presidenta del salón. Empezaba mi confirmación, por lo que mi círculo amical masculino se empezaba a ampliar. Nuestra casa acogía a una nueva amiga, Luciana se llamaba, lo que causaría una revolución en mi vida. Las cosas en el trabajo de mi papá seguían mal. Seguía sin tener novio mientras todas mis amigas iban ya a fiestas, chupaban, fumaban y chapaban. Yo ni siquiera había dado mi primer beso. Curiosamente mantenía mi fervor religioso y abriendo Abril, me ofrecí a Dios.

Diosito, Santa Rosita, San Judas Tadeo y San Martínsito, les ofrezco estos cuatro sacrificios, me cuesta muchísimo hacerlos. Quiero que las cosas vayan mejor. Quiero dar mi primer beso. Quiero tener novio como mis amigas y que mis papas me dejen ir a fiestas. Les ofrezco lo siguiente a cambio:
No jugaré Nintendo.
No leeré El Libro de los Sueños, me han dicho que es pecado así que no lo haré.
No veré películas en mi VHS. Lo voy a guardar.
No comeré mantequilla nunca más.
Amén.

domingo, enero 15, 2012

El amor de Dios ¿Es maravilloso?

Por aquellas épocas, leía la biblia siempre.


"Este diario es propiedad privada de Sandra L. Bustamante Parodi.
Aquí se revelan cosas q' quizás, perjudiquen a muchas personas.
Por lo tanto, se considerada (o) y no lo abras, si ella no te lo permite"
Sandy
Corría 1993. Por estas épocas, mi catolicismo era elevado. Las tiendas por departamentos como Ripley o Saga, creo no existían (al menos yo no las conocía) y me iba de shopping al Mercado de Magdalena o a Galerías Monumental de Breña. Y cuando me quería pituquear, iba a Polvos Rosados o Polvos Morados (jamás Azules). Por estas épocas me preocupaba tener una gran cantidad de chupones en el cuello –medía tu popularidad en cierta forma-, era una especie de moda rara donde cada chupón, dependiendo del color, significaba algo. Me angustiaba el hermetismo de mi hermana. Me hacía patalear la poca libertad que mis padres me daban. Fue memorable ver Pesadilla 6 con mi hermana en el Cine Orrantia en 3D. Descubrí que no quería tener enamorado, nunca más en mi vida. Murió el abuelito de Rosella. Murió Cantinflas, el humor está de luto, escribí. Murió la narradora de noticias Claudia Zavalaga. El hipermercado Metro estaba de moda.
Sobre mi catolicismo, debo aceptar que los dos últimos años en los colegios de monjas, estaban dedicados a afianzar nuestro acercamiento divino. Para algunas podía resultarnos gratificante, para otras era un sincero martirio. Más allá de hacernos caminar en procesión en los meses de Mayo, hacer el Vía Crucis e interrumpir clases para los cantos marianos, habían dos retiros espirituales en cuarto y quinto de secundaria. Para ser sincera, esperaba estos momentos ávidamente. Primero, porque no hacíamos clases y me fascinaba cantar. Segundo, porque ir de retiro era como irte de viaje a Miami o Punta Cana con todas tus compañeras de colegio.  
La moda de los chupones, horrorosa. Pero como la moda no incomoda, yo llevaba casi una decena de estos en el cuello
Y no puedo negar que mi fervor religioso por esas épocas era completamente cerrado y bello. No pienso despotricar de esos tiempos porque fueron maravillosos. Eran sencillos en el sentido que mis problemas los arreglaba leyendo la biblia, leyendo Corintios o el Cantar de los Cantares. Escogía lecturas al azar, concentrándome y siempre llevaban mensajes que acertaban con los problemas de mi vida (casi siempre de corte amoroso, siempre en realidad). Era feliz yendo a misa, a paraliturgias, procesiones, orando, rezando el rosario por las noches, cantando Pescador de Hombres, intercambiando conversaciones con las religiosas. Alcanzar la gracia y la perfección en Cristo, era algo que buscaba con constancia y ceguera. Yo quería ser perfecta y sentir a Dios a mi lado.
Corría el 2 de Julio de 1993 y escribía estas líneas:
En la tarde me fui al retiro. Había otros dos colegios en la casa que era inmensa. Nos han quitado los relojes. Carla Castro dormía con un pijama igual al de mi abuela. Al día siguiente me bañe con agua fría. Ya en la tarde me estuve convenciendo que Dios me ama y que tengo que recompensar ese amor. Tiraron a Katherine a la piscina y Carla como era su amiga, se tiró sola. En la noche se hizo una fogata. Leí las cartas de mis amigas y fue muy triste. Llegué a Lima y seguía llorando. Así eran los retiros, lloraaaaaaaaar y lloraaaaaaaaaaar. A los dos días la paz y el amor se habían disuelto.
Recuerdo que esta la vimos en el desaparecido Cine Orrantia. En 3D. Todo un suceso.
1993 fue un año extraño. Quise irme de mi casa varias veces. Mis padres no me entendían. Había cambiado mis problemas con mis proyectos de novios por líos con mi mejor amiga. Pelearse con la mejor amiga siempre ha tenido un toque dramático en mi vida. Una amiga es prácticamente la mitad de tu cuerpo, quien capta tus problemas antes de decírselos. No tener a quien llamar para contarle problemas o hablar tonterías. No tener con quien ir a tomar helados o caminar por el Parque Keneddy. Era una soledad insípida que hacía que la vida se tornara más aburrida que de costumbre.
Sin embargo, fue uno de los mejores años en lo que se refiere a logros: gané el concurso de oratoria, de frases mínimas, de barras, de canto mariano (bueno aquí quedamos en segundo lugar) y de ciencias. Y por si eso fuera poco, fui escogida Reina de la Primavera por decisión unánime. Cada reina tenía que escoger un talento y yo elegí cantar: Spending my time de Roxette. Sentí aplausos, recuerdo a Silvana Q., Rosella, Mariana T., mi hermana y sus amigas aplaudiendo como locas. Me sentí una diva cantando en el centro de New York. Aunque haya sido sólo las Canonesas de la Cruz en mi querido Pueblo Libre.
                   Que bestia! Cantar esta canción frente a todos, fue uno de los momentos más felices de toda mi vida.


domingo, diciembre 18, 2011

Quinceañera en el Paraíso Masculino: Oda a Perseo Crovetto (Parte III)

Buenísima! La Perricholi de aquéllas épocas fue un Boom. Eso veíamos en los 90's.
  
Estuve tentada el día de hoy a eliminar ciertos pasajes de esta época. En honor a la verdad y a que me mato de la risa leyéndome, LO DEJO AHÍ. Tal cual, sólo para ustedes. Directo al corazón. Vamo' ahí.
Septiembre 13 fue un día memorable en mi señor Diario. No sólo porque mi madre tuvo el acierto de comprarme una mini de cuero pequeñísima, sino porque capturaron a Abimael Guzmán. No existen detalles de la captura registrados de mi puño y letra. Y por aquéllas épocas, lo cierto es que le di más importancia en tomarle la mano a Perseo que a ninguna otra cosa más en el mundo.
Por esos días, mi primo Ernesto terminó con mi amiga Ursula. Televisaban La Perricholi y me decía que me parecía a ella (¿?). Daban el final de la telenovela brasilera La Reina de la Chatarra. Descubría que existían películas calentonas como Bajos Instintos y tendría el primer plantón de mi vida, que me dejaría llorando por horas (con consuelo materno incluido).
                                           Espectacular: La Reina de la Chatarra, 1er. capítulo 
Octubre 7, 1992
 
Perseo me dijo que vendría a visitarme, yo estaba feliz porque me había hecho un dibujo y le había dicho a mi hermana "Sandy es bonita, pero todo queda ahí no más". Me puse bonita para esperarlo, me pinté con brillo la boca y me puse mucho acnomel. Estaba linda. Mi mami había comprado Kola Inglesa y hecho sandwiches de jamón y queso. Nunca llegó.
Esa tarde, lloré y lloré. Y mi mamá me consoló. Como siempre.
Octubre 17, 1992
Me han cortado el teléfono. Mi mamá me gritó por mi libreta de conducta. Estoy leyendo el Lazarillo de Tormes, no me gusta mucho. Fuimos al Circolo y Perseo me tuvo agarrada de la mano como media hora, según el leyéndomela. Estuvimos + juntos que nunca. Me hizo trenzas en el pelo. Luego me quedé con su gorro Rasta.  Un amigo de ellos me dijo que Perseo mandaba decir: "DILE A SANDY QUE NO SE LA CREA AH". Diario, creo yo no le gusto.
Ay Dios mío, escribo y no me creo lo profundamente tarada que era.
Noviembre 17, 1992
Llamé a Perseo para preguntarle porque me había dicho ayer "Si a uno no le hacen caso, hay que cambiar de pareja ¿no Sandy?". Hubo una bomba terrible en Miraflores. Ursula está bien, su casa está mal. Dice Ernesto que Perseo quiere estar conmigo (pirulín).
Primoooo malo jaja porqué siempre me decías eso!

Noviembre 18, 1992
DIARIO, HORROR DE LA VIDA. De mi vida. A Perseo le gusta mi mejor amiga. La enamorada de su amigo: URSULAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA (algún tiempo después fueron enamorados). Y así, con todo, Perseo me llamó por teléfono y me ha invitado a una fiesta. Me mandó besos. Diario, Perseo me hace sufrir, el chico éste me ilusiona para que luego le guste otra o esté con otra… Te voy a olvidar. Palabra de Honor. Estoy recontra deprimida, adivinen porque. Perseo! BINGO. Voy a rezar: Señor te quiero pedir que me hagas olvidar a Perseo. Ya que el ni siquiera me mira, no me habla, no me hace caso. ¿Qué puedo hacer? El dice que no le gusto, entonces que no me ilusione POR FAVOR. Tengo sentimientos.
Cerrando 1992, apuntaba en mi diario que la situación económica estaba brava en mi país, y en especial en nosotros como familia. Como toda adolescente, había pedido cantidades ingentes de ropa y una bicicleta. Había pedido amar y ser amada jaja y finalmente, una acción en el Circolo para que no me alejen del que creía el amor de mi vida. Ninguno de los pedidos llegó. Y según consta escrito, Perseo desapareció de mi vida cuando iba cerrando este buen año. Al parecer mis últimos ruegos-suplicas a Jesús surgieron efecto. Y claro, la falta de liquidez de mis padres para comprar una acción en el Circolo hizo lo suyo. A Perseo lo vi un par de veces más (una de ellas en un comercial en la tele). Luego, nunca supe de él.



domingo, diciembre 11, 2011

Quinceañera en el Paraíso Masculino: Oda a Perseo Crovetto (Parte II)

Con mis primos lindos y las chicas. Linda noche, conversando de todo y comiendo cosas ricas.


Setiembre 1, 1992
No sé nada de Perseo. En el paso de Mat voy a salir mal. En Biología saqué cero y en Mate también. Querido Diario, cuando salí del colegio a la salida me encontré a Perseo y Jonathan. Me puse a temblar y me fui rápido.
¿Por qué a veces seré tan tímida? ¿Será el hecho de haber estado en un colegio de monjas y encima de mujeres? Recuerdo que cuando tenía 13, uno de mis primos, Francisco, me invitó a su cumpleaños. Para mí, el sólo hecho de recibir la invitación constituía un estrés inmenso (el cual derivaba en acné) y un dolor de estomago con diarreas incluidas. Iba en el carro con mi hermana y sentía lo que llegué a denominar: Síntoma de pre asistencia a fiestitas infantiles. Al parecer el estómago me dolía cada vez que tenía que socializar, y esa reunión era mi prueba de fuego.
Empecemos con la Odisea. Mi mamá nos compraba ropas similares. Diferentes colores, pero diseños parecidos. El de mi hermana era color durazno, el mío verde agua. Minis y polito bombacho decorado con la cara de una rockera pelucona. A los 13, ya uno no se viste igual a la hermana. Mi madre lo hacía. Me pregunto porqueee porqueeeeee! Era un horror. ¿Es que acaso mi madre no entendía que yo era una señorita? ¿Dónde estaba el sentido de la moda de mi madre? Entiendo que no había plata, pero ¿por qué igual a Rochi? Lo cuento ahora y vuelvo a sentir esos momentos infames de adolescencia. Tengo la cara fruncida de preocupación, como si estuviera por pasar otra vez. Yo sólo quería tener un blue jean, pero no lo tenía. Yo quería vestir como las chicas modernas, como las amigas locas de mis primos. Mi look aniñado y ciertamente mongo, era lo que ya he llamado un suicidio social.
Llegué a la fiesta. Bajamos del carro. Me sentía simpaticona, no lo puedo negar. Me remangué un poquito mas la falda de algodón elástico para lucir mis medias pantys color plomo humo, y entré. Lo que vi ahí, no lo puedo olvidar hasta el día de hoy. Era una sala amplia y todos mis primos reían fuertemente. Además rodeaban a alguien que no podía ver. Sólo cuando uno de ellos se me acercó me percate que, rodeaban a cinco rubias de 15 años, peinados alborotados y minis de blue jean, unas Barbies adolescentes, regias y coquetonisimas de inicios de los 90. Para variar, Rochi no me quiso acompañar. Así que mi madre y mi tía me empujaron –yo quería llorar, sí, otra vez quería llorar- a la sala: "Anda mamita, ahí están tus primitos". Me senté en un sofá lejano a ellos al lado de otra monguita. Nadie nos paraba bola. NADIE. Mi cuerpo me quemaba. Mi boca me temblaba y mis piernas también. Me alcanzaron un vaso de Coca Cola, agradecí y lo recibí. Mientras veía con pena y envidia como las otras niñas llamaban la atención de los chicos, yo deseaba ser como ellas. Lo deseaba a gritos. En eso sentí una gota de agua en mi pierna. Sentí dos, tres. ¿Qué pasaba? El calor de mi cuerpo avergonzado era tal, que había hecho que se derritan todos los hielos del vaso. Me paré y huí al baño. Le rogué a Rochi que salga y me acompañe. Lo hizo. Entonces como no teníamos nada qué hablar, ¿saben lo que hacíamos? Nos reíamos para fingir que estábamos entretenidas. Y por si eso fuera poco, entonábamos estrofas de canciones (incluido el Himno Nacional), para lucir divertidas y chicas conversadoras de mundo. Lornas, pero felices y con tema de conversación era una buena combinación.
Hoy recordando todo eso sólo me queda suspirar. Y pensar cómo hechos cojudos pueden permanecer en la mente imborrables por años. Quedarse tan impregnados en una que, te devuelven ciertas sensaciones que en algún momento quisiera eliminar.
Los días pasaban en 1992. Y mientras en el colegio era una niña modelo que recitaba, cantaba (no bailaba), hacía oratoria, campeona de inglés y se destacaba en las nada populares Frases Mínimas, Perseo no me hacía caso. Finalmente descubrí que venía a las salidas del colegio no porque le gustaba yo, sino porque le gustaba una compañera mía. El corazón se me partió. Pero, se reconstituyó rápido porque me enteré que ella choteó a Perseo por su acné. Perseo se deprimió y no lo vi por algunos días. Pobre, me dolió como si me lo hubieran dicho a mí.
(…Continuará)